La comunidad de la Secundaria Nº 58 realizará este viernes un abrazo al establecimiento ubicado en Lebensohn al 6800. Denuncian que el edificio, literalmente, se está viniendo abajo.
La Escuela Secundaria provincial Nº 58 ubicada en la calle Lebensohn 6854, es uno de los tantos establecimientos de Mar del Plata en los que según como esté el clima los chicos tienen mejores o peores posibilidades de aprender.
El techo, literalmente, se está viniendo abajo. Por eso cada vez que llueve un río vertical de agua riega las paredes y baja desde el gimnasio hasta un pasillo de entrada.
El director hace un año y medio que recorre las oficinas gubernamentales reclamando el arreglo de la calefacción que no funciona, de las ventanas que no pueden cerrarse y de las pérdidas en las cañerías.
La buena voluntad de la comunidad está: los mismos profesores junto al director, a principios de este año, levantaron la carpeta del piso del gimnasio que se encontraba destruida.
La idea era que los chicos no se lastimaran durante la clase de educación física. Pero – por la llamada ley de Murphy – comprobaron que el piso que estaba debajo se encontraba aún peor que la carpeta que retiraron.
El padre de Alan, que estudia en 2º año, también puso su granito de arena y arregló los calefactores.
Igual los chicos sufren el frio porque las ventanas no pueden cerrarse.
El año pasado los chicos de 5º año pintaron su aula y como recompensa pudieron quedarse con ella hasta egresar. Fue un reconocimiento al menos curioso porque ese es uno de los salones en los que las ventanas siempre están abiertas ya sea que haga frío, haga calor, llueva o truene.
La profesora de educación física dicta sus clases dónde y cómo puede. Si el tiempo es bueno lo hace en una plaza o en algún espacio cedido por la buena voluntad de los vecinos.
También falta mobiliario. Cuando se termina de tomar asistencia los chicos que no tienen dónde sentarse van a las aulas vecinas. Si tienen suerte regresen con los bancos de los compañeros de otros cursos que se hayan ausentado.
En la recorrida no visitan el aula del 4º año porque ya saben que en ese lugar, donde caben veintitantos chicos, todos los días hay 40 así que nunca quedan sillas vacías.
Ante esta situación, muchos ironizan diciendo que al menos no pasan tanto frío como en el resto de los salones.